La piel de la ciudad se reviste permanentemente con signos mutantes, letreros, graffitis y propaganda que al final van generando lenta pero inexorablemente el repertorio visual con el que convivimos. Tras cada historia, manchón o caricatura plasmada en diferentes lienzos existe un artista que por el tiempo y la necesidad ha ido modificando la técnica, el color y la composición según el gusto.
En Nicaragua este arte existe hace cinco décadas, surgió con la llegada de muchos inmigrantes y la necesidad de expresar, donde las tensiones y conflictos generados por el mundo moderno se manifiestan y se tratan de resolver.
Paredes, buses y cárceles son algunos de los lugares donde el individuo se pronuncia por la falta de mecanismos de comunicación han generado que los estudiantes plasmen sus pensamientos en las bancas. Universidades públicas y privadas son sitios donde el lapicero, el corrector y el marcador sirven de pincel para el mal pintor, arma para el destructor y simplemente expresión para el que guarda silencio.
“¿Muchachas, que andan buscando?”, nos preguntó un joven que tenía su camisa y sus manos manchadas de pintura. El era Benjamín Moran, uno de los muralistas de la ciudad de Estelí. En ese momento sentimos gran alivio, ya que llevábamos un día entero buscando información sobre estos jóvenes.
“Yo las puedo llevar a conocer nuestra historia”, nos dijo y muy amablemente nos llevó por un recorrido a todos los sitios donde su arte se encuentra plasmado en paredes de edificios públicos, privados y rincones callejeros, los cuales demuestran de una u otra manera la vida del nicaragüense.
El Colectivo de Muralistas David Alfaro Siqueiros (CMDAS), es un grupo de jóvenes enfocados bajo el mismo norte de Siqueiros, quien es considerado el padre del muralismo de la revolución mexicana de 1910. El arte del mural urbano en Estelí refleja la ideología de estos con respecto a su historia y su realidad actual, quienes poco a poco han ido extendiendo su arte por las diferentes ciudades de Nicaragua, como Managua, Diriamba, Matagalpa y Jinotega.
El Colectivo se enfoca en temas sociales y revolucionarios. En este caso, Estelí, como foco importante en la época de la insurrección contra Somoza, es el escenario perfecto para este tipo de manifestación artística. La ciudad entera está envuelta en un ambiente cultural, plasmado en los hogares, comercios y avenidas, viéndose reflejada en todos lados la historia de Nicaragua. Solo en Estelí se encuentran alrededor de 50 murales hechos por ellos.
“Nuestros murales son de carácter social y revolucionario porque la gente necesita conocer su historia”, afirma Juan Morán, uno de los integrantes del Colectivo al momento de explicar el porque de la temática de los murales.
Los principales personajes de estos murales son los mártires y héroes revolucionarios. Estelí prácticamente es un altar para Carlos Fonseca Amador o para Leonel Rugama, quienes dieron su vida en la lucha sandinista.
Los que conforman este Colectivo son alrededor de 14 personas con edades entre los 18 y 30 años.
He aquí algunos de sus nombres: Benjamín Moran, Carlos Moran, Marco Antonio Obando, Deyling Borges Moreno, Juan Moran, Adiact Rugama, Walter García, Marlon Velásquez, Benjamín Illezcas, Andrés Lago Clark, Porfirio Colindres, quien es actualmente diputado suplente del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Estelí y Julio Moreno, cordinador del Colectivo. La representación de la mujer no falta gracias a Thelma Carina Téllez, quien trabaja en Diriamba para el proyecto IDEA.
Entre sus planes de futuro próximo está trabajar con los niños de la calle, para enseñarles las técnicas de pintura, que se apasionen por el trabajo que ellos actualmente hacen y así seguir la tradición muralista esteliana.
En distintas ocasiones han viajado a varios países a realizar proyectos. Uno de los que consideran más importante es el que realizaron a Venezuela en el año 2005, un país al que admiran por la figura del Presidente Hugo Chávez.
El grupo trabaja directamente con el Ministerio de Educación, quienes además de facilitarles los materiales y espacios donde reunirse, los apoyan con becas universitarias para que continúen sus estudios y se sientan motivados para seguir ejerciendo su trabajo. Ellos aseguran que no reciben pago alguno por su trabajo, algo que hacen por la pasión que sienten hacia el arte.
En tiempos en que Arnoldo Alemán estuvo al mando de la Alcaldía de Managua y luego en la presidencia, este arte estuvo casi extinto en Managua y Estelí, dado que las autoridades decidieron borrar los murales que fuesen alusivos al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) o que no compartieran las mismas ideologías políticas. Pero en los últimos dos años, el Estado les ha brindado su apoyo incondicional y han logrado rescatar el muralismo.
En la ciudad también existe otro grupo de jóvenes muralistas denominado FUNARTE, pero la diferencia entre ellos es que estos reciben patrocinio de varios organismos internacionales y reciben un pago por cada mural nuevo que pintan. Este grupo también trabaja con stencils (plantillas) y aerosoles, lo que no es considerado muralismo sino una rama más de este arte urbano.
Pese a lo valioso del trabajo de este Colectivo, en Estelí hay voces que critican su labor. Uno de ellos es don Camilo Ramirez, quien asegura que si bien es cierto es bueno conocer la historia, pero cree que con sus pinturas sólo recuerdan un pasado sangriento.
Pero Deyling Borges Moreno, uno de los muralistas del Colectivo, considera que la revolución es suficiente motivo para ser reflejada en sus murales y los héroes se merecen un buen lugar de honor.
Como jóvenes nos nació la inquietud de conocer más allá de la máscara del güegüense, el güipil y el nacatamal. Es por eso, que creamos este espacio, para encontrar y compartir elementos que nos rodean y no han formado parte de nuestras vidas. Queremos crear el sitio en que los protagonistas sean todos aquellos personajes, comidas y actividades que conforman la cultura urbana nicaragüense.